Soy muy sensible y creo que nací así. Eso no resta responsabilidad a todo aquello que alguna vez me ha herido, pero condiciona sobremanera mi historia y las inercias en las que me he movido. Cuando vas avanzando a golpe de corazón, a la larga acabas descubriendo un sabor amargo en el paladar: la sensación de no haber tomado demasiadas decisiones. Es algo así como si compartieras piel con un alter ego que a ratos te posee. La inercia es la emoción dando un golpe de estado tras otro.
Vivir las emociones con tanta intensidad me ha hecho quedarme atrapada dentro de mí en casi todas las etapas de la vida. Mis sentimientos conforman mis propias arenas movedizas: cuanto más pataleo más me hunden. El amor o la tristeza bloquean mi cuerpo y lo abarcan todo. Tendemos a pensar que ser sentimental es algo bueno, pero no tiene por qué, o no siempre. Ser sensible te puede convertir en alguien egoísta que no puede ver más allá de su propio dolor, precisamente por sentirlo así de fuerte. Puede llevarte a aislarte por amor, porque te vuelves adicta a las sensaciones que produce en ti.
Cuando mi propia existencia se derrumbó y cayó sobre mis ganas, quedé sepultada bajo un montón de fragmentos de quien soy y una sensación de incapacidad colosal. Mi alma enfermada me sentenció no apta para ser la persona que necesitaba ser para salvarme. Me vi como un bucle infinito, una especie de “transformer” medio laberinto medio noria condimentados con apatía, pena y dolor. ¿Qué puedes hacer cuando tú eres el problema y no tienes solución? Pues ya te contesto: no hacerte ni puto caso. Con perdón. A veces está bien tratarse como una extraña y decirse a una misma que no, que no estamos bien y no podemos confiar en nosotras en este momento.
Ser muy emocional te lleva a ser un poco Don Quijote. Te lo garantizo, vas a ver convertidos en gigantes tus propios molinos. Igual hasta llegas a destruirlos. Recuperarás la conciencia y aprenderás a lidiar con tu “tú extra”. No eres lo que sientes, aunque a veces sí. Somos una mezcla entre lo genuino y los objetivos que nos marcamos, y es necesario que lo tengamos muy claro para lidiar con nuestro pasado, nuestro presente y nuestro futuro.
Hoy he tenido un día de mierda, he explotado porque no sé lidiar conmigo misma y oculto mis malos momentos a las personas que quiero… gracias por escribir esto, seguiré luchando contra mis gigantes hasta hacerlos pequeños.
Gracias por escribir tan bonito. Gracias por poner palabras a lo que algunas almas sentimos en nuestra niñez y adolescencia. Gracias por hacerme sentir menos extraterrestre. Un abrazo